Laura G. Miranda

Laura G. Miranda

MIEL

Encuentro la miel que me desvela
en las palabras tibias que pronuncian ojos entregados
en las miradas ineludibles que atraviesan estrellas
en las caricias palpitantes que aceleran latidos inmortales
en los sueños confesos que seducen al azar
en el perfume hechicero que potencia los viajes
en la noche embriagada que emociona la espontaneidad
en el otoño mío que define el paisaje de los días.

Hipnotiza la miel que derrama dulzura
en las manos suaves que maravillan los silencios
en las imágenes deliciosas que susurran versos al alma
en la risa seductora que pinta las paredes con el aire
en el beso contemplativo que elige sostener un rostro edénico
en la memoria desnuda que despeina el mismo nombre
en el inicio embelesado que deshoja almanaques y relojes
en el instante enigmático que devora atardeceres fascinantes.

Conjura la miel hallazgos definitivos
en los labios inevitables que anuncian la tentación consumada
en las metáforas imborrables que encandilan al amor
en el abrazo intenso que desata la vida
en la poesía sublime que derrite la razón
en los finales sedosos que detienen música plateada
en los recuerdos arraigados que el cuerpo reinventa
en las promesas recíprocas que cumplirán otros escenarios.

La miel que me gusta tiene esencia de deleite
se degusta con la sangre del deseo
las venas de la piel y la boca de la mirada.